La Real Sociedad ha logrado un importante empate en La Cerámica, un resultado que tiene un significado especial. No solo por la dificultad del estadio y la calidad del Villarreal, sino porque, bajo la dirección de Imanol Alguacil, el equipo logró algo que no había conseguido en más de un año: revertir un marcador adverso.
Desde el 14 de abril de 2024, cuando enfrentaron al Almería, no habían podido dar la vuelta a un resultado negativo. En esa ocasión, con los goles de Sheraldo Becker y Mikel Oyarzabal, se habían recuperado de un tanto inicial de Embarba, aunque el propio andaluz igualaría el encuentro (2-2).
Desde entonces, ninguna situación similar había terminado en triunfo o en una parcial remontada… hasta el día de hoy.
El partido en Villarreal comenzó con un mal augurio, como en varias otras ocasiones. El equipo local se adelantó en el minuto 30 gracias a un gol de Yeremy Pino, quien ejecutó un potente y preciso disparo tras una jugada individual, ante el que Remiro poco pudo hacer. Este gol fue un duro golpe para una Real Sociedad ya afectada por múltiples bajas, pero no se desanimaron. Antes del descanso, Oyarzabal convirtió un penalti que equilibró el marcador.
La segunda parte comenzó con una Real Sociedad decidida y con recompensa inmediata. Los txuri urdines saltaron al campo con una intensidad notable, y Oyarzabal aprovechó un grave error del portero rival para poner a su equipo en ventaja. El 1-2 representaba una increíble remontada dado el complicado contexto: muchas ausencias, un once improvisado, un banquillo escaso en opciones ofensivas y un escenario difícil. Sin embargo, cuando parecía que la victoria era inminente para los visitantes, el Villarreal respondió. Ayoze Pérez aprovechó un error en la salida del balón para empatar con un disparo cruzado, a pocos minutos del final del encuentro.
Il pareggio ha creato un sentimento misto, ma offre anche un aspetto incoraggiante: la Real ha dimostrato nuovamente carattere, personalità e capacità di reagire. Ritrovare la forza di rimontare dopo oltre 370 giorni è più di un semplice dato statistico: rappresenta un segnale alquanto significativo in un momento cruciale della stagione. Oyarzabal si è affermato ancora una volta come il fulcro offensivo, realizzando due reti fondamentali, e la squadra ha mostrato di saper competere nonostante le avversità. Anche se la Real non ha conquistato la vittoria, ha guadagnato qualcosa di ugualmente prezioso: la certezza di poter ancora ritornare in partita.