La Real Sociedad ha sufrido una dura derrota en el Estadio Olímpico Lluis Companys. El equipo dirigido por Imanol Alguacil, que llegó a Barcelona con numerosos jugadores indisponibles, vio sus opciones de triunfo frustradas a los 16 minutos cuando Aritz fue expulsado.
Desde ese instante, los donostiarras se vieron obligados a reaccionar y el esfuerzo físico de los nueve jugadores de campo se volvió devastador. La Real aterrizó en la ciudad condal con escasas expectativas de competir frente a un Barça, que en este momento, se destaca como el mejor del mundo en el fútbol.
La formación de Hansi Flick no permite relajaciones, y en el primer despiste de la Real, llegó la sanción inicial y definitiva. Es crucial que la afición comprenda la abismal diferencia de nivel entre ambos equipos. Aunque la Real sigue en la lucha en tres competiciones, hay una marca de calidad que descompensa la balanza. A pesar de que en ocasiones logra competir e incluso vencer a los grandes, no está en condiciones de hacerlo consistentemente. El Barça dominó todos los aspectos del juego frente a un equipo que, tras la expulsión, quedó debilitado. Es evidente que el partido fue influenciado por la roja, sin embargo, el nivel mostrado por el Barça habría sido complicado de igualar incluso con un jugador más. Esto es algo completamente aceptable. Actualmente, este equipo puede derrotar a cualquier adversario, desplegando un fútbol eficaz, directo y muy bien estructurado. Ante tal calidad y el talento de los jugadores que ejecutan la estrategia de Flick, resulta complejo competir. Desde un inicio, la Real debió entender que el verdadero reto les esperaba el jueves. Y así será.